"

"
...EL MUNDO HA DE CAMBIAR DE BASE. LOS NADA DE HOY TODO HAN DE SER " ( La Internacional) _________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

22/2/16

Rojos pensantes. JEAN SALEM

JEAN SALEM Y LA CULTURA INTEGRAL

Por Miguel Urbano Rodrigues

Desde la Antigüedad surgieron hombres que han concebido la idea del Estado Universal. Los primeros fueron el persa Darío y el macedonio Alejandro. Más numerosos fueron aquellos para quien la tentación del saber absoluto ha sido tema de meditación. En un libro importante y bellísimo, que debería ser editado en muchos idiomas, el asunto es aflorado de paso por Jean Salem.

Es un raro libro-entrevista, resumen de una conversación de largos días con Ayméric Monville*. Salem habla de su vida, de la primera infancia en Argel, de la preadolescencia en Provenza, tutelado por una abuela y una tía ancianas (cuando el padre, Henri Alleg, se encontraba en la cárcel, condenado y torturado por dirigir un periódico que defendía la independencia de Argelia ), de su permanencia en Ivanovo, URSS, de un corto regreso a Argel, y después, de París, aterrizaje de una correría por la vida y el mundo.

En Les Confessions, Jean Jacques Rousseau afirma que nadie antes fue tan lejos al hablar de su vida. Exageró. Muchos lo hicieron. Entre ellos, transcurridos mas de dos siglos, Jean Salem, un intelectual muy diferente del autor de Contrato Social.

Resistances es una reflexión ininterrumpida sobre la aventura humana, el pensamiento, lo cotidiano, el amor, el saber, el arte, la diversidad de culturas, la idea de revolución, la busca de la felicidad posible de un altermundista marxista.
En su dialogo con Ayméric Monville, Salem se confiesa sin pudor. Polemiza a veces, aunque ambos convergen en lo fundamental. Ayméric es también filosofo y marxista. La lluvia de citas, la referencia a decenas de autores, clásicos y no clásicos (elogio yreparo), casi perturba. La erudición es torrencial; el lector no consigue siempre acompañar a Salem en sus transposiciones. De Epicuro pasa a Alejandro, de Lucrecio, Petronio y Cicerón a autores de nuestro tiempo, con Maupassant -escritor «sublime» para Salem- omnipresente, atravesando Resistances como referencia inevitable. En la critica a Marchais invoca a Platón.
En los capítulos sobre el amor, muy densos, Jean hunde el pasado en el presente para iluminar la relación amorosa en una contemporaneidad en transito hacia un futuro impredecible.

Casado durante mas de un cuarto de siglo, después divorciado, continua persiguiendo el amor (y la felicidad epicuriana) con tenacidad refinada. Epicuro, Demócrito y el romano Lucrecio no abren puertas a la depravación, subraya. Al contrario. Pero tampoco aconsejan la monogamia, enaltecida por el romanticismo como virtud en el amor. En la busqueda de la felicidad, optan por la amité amoureuse;desaprueban la pasión y la entrega permanente a una única mujer durante toda la vida.

¿Porqué optó Salem por la filosofía griega como tema de su tesis académica? Él lo explica. Pensó inicialmente en Marx, pero ¿que podría escribir mínimamente original si ya había unas 6000 tesis sobre el autor de El Capital y su obra?
En esa época, el comunismo en la universidad francesa era además mirado como cosa obsoleta. Se dedicó entonces a los clásicos. Estudió griego, latín y el idioma del Egipto faraónico. Tomó la decisión de dedicar su tesis a los materialistas griegos que le surgieron como precursores del marxismo.

SIONISMO Y MARX


Judío, hijo y nieto de judíos por vía materna y paterna, Salem fue desde la juventud (como sus padres) lo que Trotsky llamó «un judío no judío». Sin embargo, como pasó el inicio de la preadolescencia en Francia (ocupada por los nazis alemanes desde 1940), en los años en que la abuela era obligada a usar la estrella hebrea, no fue fácil su convivencia con la temática del sionismo. El Estado de Israel, no se olvide, se había implantado en Palestina.

Son bellas las paginas en que resume la evolución de su postura frente al problema hasta la opción de condenar frontalmente el engranaje neofascista que deviene hoy en poder en esa monstruosa sociedad teocrática sionista.

Algunos de los capítulos mas interesantes son aquellos en que Salem, en su diálogo con Ayméric Monville, recuerda la creación en la Sorbonne del Seminario «Marx en el Siglo XXI». Cuando esbozó el proyecto, la mayoría de sus amigos y camaradas concluyó que no tenia piernas para andar. Recuperar en el viraje del siglo el interés por el marxismo, en un país en que la mayoríade los antiguos intelectuales comunistas, en piruetas de oportunismo, había marchado hacia una adhesión mas o menos explicita al capitalismo neoliberal, era un tremendo desafío. Jean Salem lo enfrentó y venció. El Seminario, ahora semanal, en que actúa comopromotor y moderador, alcanzó un prestigio inesperado. A cada sesión asisten entre 150 a 200 personas y es acompañado en Internet por unas 30.000. Por allí pasaron académicos marxistas de múltiples tendencias, algunas casi incompatibles. Entre ellos Domenico Losurdo, Remy Herrera, David Harvey, Slavo Zizek, Alain Badiou, Michel Löwy, Samir Amin, Enrique Dussel, André Tosel, Annie de Lacroix Riz y un gigante del pensamiento ya fallecido, Georges Labica.

LA DESERCION DE LA «IZQUIERDA», EL FIN DE LA URSS Y EL IDEALCOMUNISTA
La IV Parte de Resistances, dedicada a la Política y la Ideología, es la más polémica por la reflexión de Salem sobre la deserción de lo que en Francia llamaban «izquierda». El filósofo marxista arrasa con el Partido Socialista Francés. Pero es severo también con el PCF, cuya galopada hacia la derecha a partir de Georges Marchais critica con dureza. La renuncia a sus principios y valores se acentúa dramáticamente después del fin de la URSS, aunque empezó antes. Con Robert Hue el anti-sovietismo lo encamina a la socialdemocracia.

Salem no veía ya en el PCF un partido revolucionario. Se alejo entonces de la militancia después de un debate íntimo muy doloroso. No renovó el carnet del Partido, pero no rompió oficialmente. Como decía GeorgesLabica, se distanció para poder continuar comunista. Fue sin sorpresa, mas con un sentimiento de repulsa, que en los años de plomo registró la transformación de ex camaradas en colaboradores del sistema.Intentando justificar la metamorfosis invocaban la revolución científico-técnica que había cambiado el mundo. Paradójicamente, los que mas se habían destacado cuando militantes por un sectarismo exacerbado, pasaron en rapidísima transición a satanizar a la URSS, a Lenin y al comunismo.«Todos ellos- le dice a Ayméric – en los mitines del Partido, como boy scouts formateados, gritaban en la época “Viva la Unión Soviética”. Levantando el puño bien alto y mirando al lado para ver si el compañero hacia lo mismo con idéntico entusiasmo».

No falta en Resistances un capitulo sobre el «estalinismo». Salem no coincide con Losurdo en olvidar lo negativo, pero no acepta tampoco las tesis de los historiadores anticomunistas que presentan Stalin como un monstruo, tesis inseparables de la satanización de la Unión Soviética. Desde luego cita elogios, hoy olvidados, de Churchill a Stalin, hechos ya en plena guerra fría. Como el siguiente, durante un discurso pronunciado en la Cámara de los Comunes el 21 de Diciembre de 1959: «Era un personaje extraordinario, que nos impresionaba mucho(...) Poseía un gran sentido del humor y del sarcasmo, y la capacidad de conocer exactamente nuestros pensamientos(…) Poseía una sabiduría profunda, reflexiva y lógica, exenta de pánico (…)».

En el anexo que cierra Resistances, Jean Salem publica el discurso que, al lado de su hermano André, pronunció en el sepelio de su padre el 29 de Julio de 2013.Leí con profunda emoción ese texto. Henri Alleg no fue para mi solamente un amigo y camarada maravilloso. Ya lo afirmé y repito: fue el revolucionario comunista más próximo a la perfección humana, al hombre nuevo del futuro, imaginado por Marx y Lenin, que he conocido.

Transcribo el párrafo final de ese adiós de Salem al padre. Después de subrayar la ineluctable convicción de Henri de que el capitalismo, provisoriamente triunfante, será erradicado del mundo, afirmó: «Fue en la fidelidad a esas ideas que, según él, tenían la marca de la evidencia, que nuestro padre deseaba ardientemente ver la idea comunista continuar inseparable de una doctrina de combate en una organización sólida, coherente.

Fue en la adhesión a esas ideas que consiguió hasta el fin no apartarse de la fidelidad a su ideal, a sus sueños de juventud, así como a todos los combates a que nosotros hoy, aquí, rendimos homenaje. A todos esos combates que, en un mundo donde las nubes seacumulan incesantemente, daremos continuidad».
Identifico en Jean Salem un gran humanista revolucionario, especie en vía de extinción. Consciente de que la cultura integral es inalcanzable hace lo posible para acercarse a ella. Es uno de los raros intelectuales de nuestro tiempo que, en lucha interior permanente, camina por la vida, como su padre, aproximándose al mítico hombre nuevo.

*Jean Salem, Resistances, entretiens avec Ayméric Monville, Editions Delga, París 2015
__
Vila Nova de Gaia, 26 de marzo de 2015

No hay comentarios: