"

"
...EL MUNDO HA DE CAMBIAR DE BASE. LOS NADA DE HOY TODO HAN DE SER " ( La Internacional) _________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

12/12/16

VIVIR

Por Miguel Angel Domenech


Charlie Brown: “¿Sabes Snoopy? un dia tendremos que morir

Snoopy: “Cierto Charlie, pero los otros días no”
Charles Schulz. .
 Plutarco relata en su libro Sobre el alma, el caso de las vírgenes milesias. Sucedió en Mileto- cuenta- que de repente y sin saberse el motivo  las jóvenes, sobre todo las que habitaban en la ciudad- decidían  suicidarse ahorcándose. Esto se hizo tan alarmante que los milesios para evitar  esa especie de contagio acordaron que en adelante ,las suicidas no recibirían  pompas fúnebres honrosas sino que  se las enterraría desnudas, vestidas únicamente con la soga con la que se dieron muerte a siu mismas. Tras aquel decreto, cesaron los suicidios porque las muchachas suicidarías  no querían sufrir esa ofensa a su pudor con aquel deshonroso funeral.
Muchas son las enseñanzas de esta historia. Dejamos de lado la reflexión sarcástica pero consecuente que hace Erasmo de Roterdam en su Elogio d ela locura  cuando se refiere a este hecho de hacer cesar la vida de propia voluntad y mano, comenta de los suicidas que, aunque dignos de compasión.

“Quienes por ventura se mataron a si mismos, ¿ no fueron los más llegados a la sabiduría, tal los  Diógenes, Jenofonte, Caios, Catons, Brutos,….? (1)

  Una de ellas es que no somos capaces de concebir la nada de nosotros mismos  que supone la muerte y cuando  nos imaginamos muertos, lo hacemos  como aún vivientes espectadores viendo neustra propia muerte. Nuestro entendimiento no está hecho para concebir un inicio y un final absoluto, siempe hay algo antes y después, y nosotros, de una manera u otra, estamos allí, como pensándolo o como viéndolo. La segunda consecuencia de la historia es que la vida y la muerte no son aceptables sino están vestidas, es decir cuando no tienen algún sentido que les de significación. La muerte bruta y la bruta vida no son ni muerte ni vida para nosotros, para serlo deben de poseer una legitimación que las adorne y las explique a la manera de un vestido. Para las vírgenes  de Mileto, incluso en la muerte era necesario el vestido para ser humanas.

Pero la  constatación de la frecuente muerte de los filósofos  sobre la que llamaba la atención Erasmo nos esta diciendo también que la vida no es algo que deba de aceptarse a cualquier precio y vale solo mientras se pueda “decir” algo de ella. Cuando le falta ese discurso que diga su sentido la vida podría ser insufrible. Los filósofos  son la imagen  o como la vanguardia de los que necesitan decir para vivir y cuando quedan sin habla porque lo hayan dicho todo o porque ya no son escuchados, quedan sin viva y se matan. La vida sin decir es como la propia vida de un cuerpo muerto, que  tiene sus leyes naturales que rigen lo biológico y sus propias metamorfosis en elementos de otro género que se incoaran a otras vidas o a  otros materiales. Pero esas son leyes ajenas a nuestro decir y el filosofo, o cualquier pensante,  puede entregar el cuerpo a esa vida bruta, esa muerte humana, que es un enmudecimiento aunque continúe siendo y persistiendo  una dinámica biológica y natural: la de la descomposición   y el polvo

Si se pudiese hacer una historia de la vida, no solo de la vida humana sino una historia universal, en términos de universo, de cosmos, su descripción debería de hacerse teniendo en cuenta el segundo principio de la termodinámica. Todos los estados físicos tienden a nivelar su energía, su potencia energética. La vida en esa historia, el más improbable y más azaroso de los sistemas físicos, no es sino un acontecimiento tan millonésimamente episódico que puede decirse que es algo “contra  toda naturaleza”. A esa vida, cuando es la nuestra, debe el interesado, nosotros, añadirle otra cosa para darle valor que no sea muerte. Debe decir algo de ella. Ese decir debe de ser nuestro y no podemos perderlo con una pretensión de un decir  que pertenezca a la ciencias porque si ese decir fuese científico nos estaría repitiendo la ley de la entropía.

 Sería un decir de algo tan minúsculo que sería un decir de nada,  de un acontecimiento improbable en el universo físico. Peor aún, en la medida en que la ciencia pretende metodológicamente ser objetiva y que es objeto sea imparcial, una verdad sobre el mundo,  ajeno a nosotros, se aleja mas de lo  lo humano, mínimo y excepcional, del pensar que le es propio. La ciencia es  como decía Freud, una “pulsión de muerte”, pues va describiendo y haciendo una imagen teórica de un mundo en el que el ser humano desaparece, primero por exigencias de objetividad, segundo por evidencia de la entropía.

 Para esos decires está la facultad y el órgano de la razón. La razón es ese órgano inventor de lo que no existe, de lo que está ausente, de lo posible e imposible, y al mismo tiempo es un órgano que nos disciplina esas creaciones para que se atengan a nuestra experiencia de lo real.  Pero la vida, fuera de lo humano no tiene esa razón. De hecho, el predominio del mundo vegetal y animal en el mundo natural habla en contra de un pretendido  privilegio  de la razón humana como solución que adoptase la naturaleza a sus problemas. La solución y respuesta de razón es una cosa exclusivamente humana, excéntrica al orden del mundo.

La razón es un decir humano y dicta lo que es válido pero no lo que es necesario. Lo válido es lo nuestro, lo necesario es lo del mundo. Lo valido, lo que da sentido, lo que tiene razón de ser es lenguaje de los hombres al tiempo que es un lenguaje que cuenta con lo posible, lo imposible y lo contingente Lo que existe y es necesario es el leguaje del cosmos y la naturaleza que no precisa del decir de nuestra razón  para existir y funcionar. Este es el motivo de que no coincidan razón  y moralidad con felicidad.  La moral solo se posibilita por la generalización  de  principios de comportamiento que dicta la razón y son universalizables. Pero quien quiere ser feliz no precisa de esta acción de universalización y generalización. No necesita de ese género de objetivación de la razón. A menos que defina la felicidad de otra manera que la que define la naturaleza, es decir, dándole a la vida un sentido y validez humana que la vida bruta biológica  y natural ni tiene ni necesita.

Para seguir viviendo y sobreviviendo como humanos, igual que para Sherezade en el relato de Las mil y una noches,  debemos poder contarnos, decirnos,  historias. Como en el cuento oriental, desde el momento que Sherezade dejase de entretener contando historias, debía de morir.

El mundo de la vida humana está siempre exigiendo una  teoría que la legitime puesto que es una excepción  a las probabilidades físicas, unos gastos disparatados de energía contra el principio de entropía, una excentricidad en el curso normal de la naturaleza física y del mundo que lo entorna. Vuelve a acordarme, una vez más, de aquel personaje de mi pueblo que estimaba que vivir conllevaba un gasto considerable y que si muriese ya, antes de que le tocase por vejez,  conseguiría por ahorro de ese gasto un capitalito importante respecto a la duración que esperaba continuar viviendo.

 Blumenberg tiene unas páginas que me resultan luminosas, hablando de  l a vida como una “entropía negativa”. La vida sería una negación y resistencia organizada contra  lo probable por la instauración de lo improbable y reclamación de lo posible.  Peor aún, cuando se asigna un sentido a la vida,  se comete una doble infracción de la economía energética y la probabilidad. Primero por vivir, después por justificar su mantenimiento como una rebelión contra la normalidad. Dar sentido a la vida es  precisamente   esconder, escamotear, ocultar la excepción. Pero esa es la labor  más propia del hombre, un animal retorico, que dice sin parar. Al decir no emite un sonido cualquiera, expresión de sentimientos, de sentidos,  expresión de cualquier  ser  que este vivió,   sino que es un decir que construye e inventa, que dice “lo bueno y lo malo” como señala Aristóteles.

“Solo el hombre , entre los animales posee la palabra, la voz es una indicación del dolor y del placer y eso lo tienen también otros animales (…) En cambio la palabra existe para  manifestar lo conveniente y lo dañino, asi como lo justo y lo injusto. Y esto es propio de los humanos frente a los demás animales. Poseer de modo exclusiva, el sentido de lo bueno y lo malo (..) la participación  comunitario en éstas, funda la casa, la familia y la ciudad. .(2)

Vivir es esencialmente decir. Y decir es tener una existencia moral compartida.  No decir nada, dar por supuesto, es lo característico de la  vida en bruto, la biológica que está ahí sin necesidad de ser interrogada, pero  no la vida de los humanos. El vivir  humano es  hacer y decir. Sin existencia moral (lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto), que se dice y comunica ( la participación comunitaria que funda la ciudad). Vivir es vivir justificando y legitimando, y eso se hace para destinarlo y proponerlo a los otros.  Otro vivir es animal y no es nuestro por muy sagrado que quiera hacérsele. No es vida. 

Los antiguos lo entendían muy bien cuando señalan lo óptimo de  un comportamiento humano, que siguiesen siempre hermanadas, pensamiento y acción, vivir y decir:

         “que de palabra digan lo bueno y de obra hagan lo justo” (3)

,era el lema de los virtuosos.

Entre los griegos, la palabra no se contrapone a la praxis:

“no nos parece ser obstáculo para la acción; al contrario, impedimento es no clarificamos por medio de la palabra antes de emprender cualquier acción; pues un atributo meritorio con el que estamos adornados consiste en nuestra capacidad de ser eminentemente audaces, pero también de calcular las acciones que hemos de emprender; a los habitantes de otras pólis la ignorancia los hace resolutos, mientras que el cálculo los induce a la duda” (4)

 Pericles,  en efecto , en  esa famosa oración fúnebre que relata Tucidides distingue la superioridad de los griegos sobre4 los barbaros en que el reflexionar y hablar no se hace en detrime3nto d ela acción y son capaces eficazmente de ambas cosas. Contrasta lo que decían despectivamente  los persas de aquellos atenienses  que luego les derrotarían que deliberaban y decían en toda ocasión sin cesar: “¿qué se puede espera de unos hombres que se reúnen en la plaza pública para engañarse unos a otros”.

Pero he de hacer insistir a la manera de excursus sobre esta concepción d e los griegos para que pueda entenderse el contexto de pensamiento en el que queda claro lo que es la vida buena propia del ser humano. Lo que es vivir, en suma.

La expresión «el paso del mito al lógos» cuando se habla de Grecia alude a lo auroral y rige para toda la cultura griega, no sólo para la filosofía e incluso se considera el paso a lo cultural  y “civilizado”  tal como lo entendemos ahora. Pero se entiende mal. No es el paso de lo irracional a lo racional simplemente ni el paso de la superstición a lo científico. Es el paso de lo que es dado por los dioses y la autoridad de la tradición a lo que dicen y hacen los hombres. Aristóteles, entre otras muchas, formuló tres genialidades: una, que el hombre es animal que posee lógos; en segundo lugar que el hombre es animal político, y, tercero, que el hombre aspira a la buena vida. Las dos primeras cosas componen la tercera.  El bien vivir es poseer un lenguaje, no el de los instintos, ni el de la expresión, ni el de exponer verdades dadas, sino uno refinado que nos permita, entre otras cosas, escribir tragedias que deleitan el gusto y la sensibilidad, crear un mundo. Por eso el logos cultural y filosófico sólo es posible en la polis. Otro vivir no es vida.




Las tres cosas, pues, propias del logos, lo son en tanto que creación y acción humana: proponer a los otros, construir una ciudad, hacerse a sí mismo en una buena vida. Por cierto, ya que estoy, no puedo dejar de aprovechar  en decir  que esa buena vida, esa eudaimonía,- la vida buena-  es algo que se debe encontrar en la doxa, opinión, común, en la prudencia habitual, en las opiniones de los demás y en el ejemplo de sus vidas, en lo que el hombre dice y crea con su conducta, con su praxis. Se puede ver esto claramente en la Ética a Nicómaco o en el genial “La Prudencia en Aristóteles” de Pierre Aubenque – (5). Y he vuelto a esta derivación porque  viene a decir que la vida buena que solo es posible en la polis, lo es de manera óptima en la polis democrática, en la que está regida por la opinión. Una vez más, otro vivir no es vida.

Ente los ejemplos más ilustrativos  y ejemplares está  la actitud de uno de los considerados siete sabios de la antigüedad: Solón. Este ateniense, se exilo de Atenas tras un golpe de estado llevado a  cabo por Pisistrato. Al poco tiempo de exilarse, Pisistrato le escribe una carta en la que le dice que vuelva, que no debe temer nada de él, pues está aplicando las medidas políticas que Solón  aplicaba, que aunque ha quebrantado la democracia y gobierna  autocráticamente, lo hace por el bienestar común tomando medidas sabias. Solón le replica que no le importa la política  que aplica, él solo considera digno de vocifere cuando se vive “entre iguales”. Por mucha eficacia técnica que tengan las medidas del tirano, no es vida. La vida  digna de ser viviida es , un vivir moral no un vivir eficaz., es decir compartir la palabra con otros para acordar lo justo y lo bueno y gobernarse en consecución. La vida si no es entre iguales con ese fin, no es vida. Si la Atenas que se le propone es otra, prefiere estar en el exilio.

¿ Porque traigo esta anécdota?. Se puede ver la intencion. Es ilustrativa de las elementos de lo que es vivir según vamos diciendo, pero con ello quiero subrayar que la vida digna se rige por la conciencia en tanto que etica y no por la ciencia. Nada  propiamente humano es una técnica, un saber adecuado a lo que está dado y cierto  que habría que averiguar y seguir,  sino un juicio, una propuesta libre de lo posible y lo que debe ser. Una propuesta, por definición y naturaleza  es algo  que es planteada a otros, a otras opiniones y otras doxas, algo que pide el asentimiento o la respuesta de otros, y por lo tanto que está dirigida construir una vida común. Sin esa necesidad de hacer algo común, no tendría sentido el proponer. La intención de proponer presupone una generalidad y una universalidad que nace de la experiencia de  similitud por  la presencia del otro, de algo común al menos entre dos.   

Toda la actitud de los griegos que donde mejor se encarna es en los sofistas. Referirse a los sofistas en este punto es recordar que la vida humana es una retorica, un decir destinado a ser compartido mediando la persuasión y la proposición, un discurso de muchos decires  que  construyen  un sentido  propio no natural de las vidas humanas. Sus detractores- y no olvidemos que eran sobre todo el grupo ideológico de los mas reaccionarios al sistema democrático y de uso libre de la palabra en igualdad- la acusaban de ser un instrumento, una habilidad  para engañar. Pero solo era asi para los ojos de sus enemigos. Entre unos y otros Aristotelñes advertía de su verdaderol significado: la retórica ha de usarse, no para engañar ni para engañarnos, sino como un arte que deben de poseer los ciudadanos como formación óptima para “usarla con justicia” (6) La Retórica no es la Ética ni es la Política, pero está emparentada con ellas. No es solo persuadir (engañar) o transmitir una verdad (glosa, predicación), sino proponer lo que es justo y bueno en la ciudad.

La  forma de vivir humana es la retórica, la de dar sentido con el decir  y la metáfora. Su finalidad es , que en deliberación con otros, se haga  y ase practique  la ciudad, que  hagamos un mundo que no está dado antes, diciendo (haciendo) lo justo y lo injusto.

Para los humanos vivir no es simplemente existir. Vivir significa existir de manera humana. Otra forma de decirlo es que no basta  el “ yo pienso” para que quede establecido el “ yo existo” si es que queremos que el “ yo existo” signifique vida humana. Porque entre el “yo pienso” y el “yo existo” en tanto que humano hay que poner el lenguaje. Pensar no es ser, falta el hablar. ( ¿ Me atrevo a decir : falta la retórica?) Pues bien, este hablar, el lenguaje, nunca es privado. “Yo” no es sino una ficción gramatical o se a un artilugio destinado a hablar, un instrumento retorico.  Todo lenguaje es originariamente intersubjetivo. La conciencia individual por lo tanto, el poder decir “ yo”, es un fenómeno derivado del lenguaje. El “Yo”, solo  ,o existe sino que es u producto de relación social y además de una relacion social de habla y lenguaje.  La individualización no es sino resultado de la socialización. No hay conciencia fonológica. Aquello que distingue neustra vivir humano proviene del exterior, no del interior.  Sin el decir, sin el exterior de otros, no hay yo, pues no puedo ni decirlo.

Uno de los pensadores que más claramente expresa esto es George H. Mead. El individuo , como persona autoconsciente solo es posible sobre la base de su pertenencia a la sociedad.

“ espíritu y persona se engendran , completamente en un proceso social”(7)

El decir, el habla es la clave de ese proceso y de esa conciencia porque  nosotros mismos nos oímos hablar cuando nos oyen otros y ahí generamos neustra conciencia.

Cassirer también lo dice de una manera brillantísima en su Antropología Filosofica, un libro que no puedo dejar de recomendar y decir que es de los mejores que nunca he leído. Para Cassirer, la presencia del lenguaje  y específicamente el lenguaje proposicional es la clave de la humanización de ese animal llamado hombre. El lenguaje proposicional es el que propone, es decir supone  otros  a los que se invita a adherirse a lo expresado  o cuya  adhesión  o rechazo esperado y buscado con la propuesta del habla son el test de que lo que se dice por uno mismo no es meramente subjetivo sino que se transforma en objetivo. .

“ Aquí tocamos el punto crucial de todo nuestro problema.. La diferencia entre el lenguaje proposicional y el lenguaje emotivo representa la frontera entre el mundo humano y el animal (…)  no parece que ningún animal diera el paso decisivo de lo subjetivo a la objetivo, del lenguaje afectivo, al lenguaje proposicional” (7)

A propósito  he derivado, al hablar d evioda, en el lenguaje. Lo hago porque  estoy afirmando  sobe la necesidad humana del sentido de la vida , y al hacerlo no puedo sino relacionar de inmediato ese sentido con los conceptos de hablar, presencia de otros, cultura, de lo objetivo como universalización  y creación humana. Quiero , con ello , rechazar una especie de vitalismo que para valorar la vida apelaría a una naturaleza asocial, cercana a un imagindo como libre curso de energías biológicas, a imagen de los torrentes y el volar de los pájaros. Nada hay menos libre – al contrario de lo que pretende la canción- que el aire y el sol que nos calienta. Nada es mas inhumano y ajeno a nuestros intereses que ese vital desarrollo del cosmos. Por culpa de esos aires , vientos, constelaciones  enteras, lo feliz nunca coincide con lo bueno, ni lo bueno con  lo bello. Empezando con la necesidad de la muerte y continuando con la potencia y el éxito de los fuertes
  


Todos podemos darnos cuente que lo especifico de la vida humana es que exigimos de ella para que nos sea verdaderamente humana, un sentido. Queremos que signifique algo. Juvenal, en sus lapidarias y celebres frases, lo dice asi: 


Summum crede nefas animam praeferre pudori et propter vitam vivendi perdere causas.”

“Piensa que el mayor pecado es preferir la vida al honor y por la vida perder aquello por lo que vale la pena vivir. (8)

Con mayor solemnidad, Socrates lo expresaba en una frase que ha venido a ser sinónimo de una dignidad propia de la vida humana para lo que no es preciso afirmar su permanencia a cualquiera precio y a toda costa.

“ Una vida sin reflexión, no merece la pena vivirse” (9)

En otras palabras, somos conscientes que en nuestra vida está siempre en juego la felicidad y esta no es un dato presente obligatorio sino solo posible  y asi es concebible  decir  que podemos fracasar vitalmente o triunfar. Cuando no le encontramos un significado o fracasamos en su curso  decimos  que la vida se soporta y lo hacemos dolorosamente y resignadamente. Dentro del concepto vida que tenemos se encuentra, ligado indisolublemente a él, el concepto de posibilidad , nunca el de necesidad. Quiero decir que la vida la sentimos como algo esencialmente contingente y si hacemos de ella una necesidad sin más referencias a significado, es decir haceos de ella algo absoluto, indiscutible, a seguir sea como sea, no nos parece humana. Todo lo mas, cuando es asi, la tenemos que justificar  añadiendo una resignación voluntariamente  ignorante y agradecida diciendo que es asi – aunque ingrata o desgraciada - pero valiosa porque es un don de dios. O sea que incluso en circunstancias de afirmación d ela vida ante todo y sobre todo, los creyentes  están obligados a darle otro valor que el que ella misma de por si tuviese. El significado, en ese caso, es el de don, aunque no dispongamos de se significado, nos ha sido hurtada la facultad de darle nosotros sentido  para cedérselo a otro. La vida recupera su absolutismo por el gobierno absoluto de un señor. La vida es cosa sagrada porque un señor lo dice y nos la ha dado. Con ello, sus poderes son absolutos de dar o quitarla, derecho sobre la vida o la muerte,  como en las ms despóticas tiranías. La sacralización de esta nuda vida , ante todo, obliga a  prolongar el sufrimiento de los cruelmente primeros días de los nacidos inviables y los igualmente agónicos sufrimientos de los últimos días. Por ser el más absoluto es el más cruel, más dictado y menos  libre sentido que se puede añadir a la vida  , entre los posible sentidos o incluso entre los sin sentido .Es el que dan lo señores sobre sus esclavos sin más explicación que la obediencia debida entre una servidumbre voluntaria.

 

Que no se me diga que la protección de la vida cuando se encomienda al mandato de Otro, es decir a la sacralidad, es más segura que cuando disponen de ella los hombres pues no hay una experiencia histórica más cierta que la que nos dice lo contrario. El curso de esa historia de crímenes se corresponde fielmente a  la actitud de ese  Otro, que  desde los tiempos míticos de su propio relato- el del Biblico Isaac- ha mandado sacrificar al hijo del creyente fiel como prueba de obediencia al señor y la sumisión a esa orden como muestra ejemplar  de piedad.     

Sin ese absolutismo de señores, la vida es contingente y está llena de lo posible y de lo disponible,  de potencias y voluntades, de impotencias y voluntades frustradas y a medio  realizar no es una simple biología. Giorgio Agamben (10) ha señalado, en unas preclaras páginas que  en griego antiguo había dos términos diferentes para definir el termino único que nosotros llamamos vida : zoe,  que expresaba el simple hecho de vivir que es  atribuible de manera común a todos los seres vivientes, animales, hombres y dioses y el termino bios que significaban la forma de vivir propia de un individuo o un grupo humano . Esta última no es nunca una nuda vida, tiene siempre una forma de vida y  tiene un modo de desempeñarse  específico. Los actos que se hacen en ese vivir o zoe,  no son hechos sino posibilidades y potencias más que actos. Se pueden vivir formas diferentes y pueden haber diferentes formas de  vivirla, o de cesarla, en libertad. Decir ese sentido y compartirlo es su sentido humano.  
 

(1).-Erasmo de Rotterdam.-“Elogio de la locura.”
(2).- Aristóteles.-Política 1253 b
(3).- Tirteo.-2 (3D).-Antología de la poesía lírica griega.-Alianza.-Madrid 1980
(4).-Tucidides, “Historia de la guerra del Peloponeso”, libro 2, “Discurso Fúnebre de Pericles”. XL, 2-3. Varias ediciones. En Ed Gredos, tomo Primero, pág. 454).
(5).-“La prudencia en Aristóteles”.- Pierre Aubenque. Ed. Crítica, B
(6).-Aristóteles. “Retorica” 1355 b).
(7).-George H. Mead.-Espíritu persona y sociedad.-  Introduciión C.G.Morris p.28 Paidos  Barcelona 1973
(8).-´E. Cassirer.-Antropología Filosófica.- FCE 1963. P.54
(8).- Juvenal, Sátira VIII, v.83-84
 (9).-Platón.-Apología de Sócrates.-XXVIII
(10) Giorgio Agamben.-“Medios sin fin”.-Pretextos Valencia. 2001

 

No hay comentarios: